sábado, 12 de junio de 2010
CASTELLANA NEGRA
La “Castellana negra” es una raza originaria de la región castellano leonesa y en la actualidad se encuentra en régimen de protección especial.
Se trata de la raza española de gallinas por excelencia y tiene un rancio linaje ya que no se conoce que haya tenido influencia extranjera alguna.
Isabel la Católica tenía un gran aprecio por estas gallinas de plumaje negro tan activas, cacareadoras y excelentes ponedoras. A partir de ellas se crearon razas como la “Menorca”, la “Española cara blanca” y la “Andaluza”, que hoy son bien conocidas y definidas en los estándares internacionales.
En nuestro país la Castellana negra siempre ha sido muy popular por su bonita figura y su plumaje limpio, brillante y tornasolado, de plumas largas, redondas y ceñidas.
Los gallos, que pesan entre 2,8 y 3 kilos, tienen una cabeza ancha, gruesa y más bien larga, con la cara roja con filoplumas muy finas y una cresta roja sencilla, de talla mediana, derecha, con cinco o seis dientes anchos y planos, y el lóbulo ligeramente levantado en la línea del cuello. Las orejillas son ovales, de tamaño mediano y color blanco.
Las barbillas, que tienen un color rojo intenso, son largas, anchas y de textura fina. En lo que se refiere al pico, es mediano, fuerte y de color negro o córneo. Los ojos son grandes, vivos y con el iris rojizo.
El cuello, más bien largo aunque proporcionado con el cuerpo, está un poco arqueado y posee una esclavina muy abundante.
El tronco es largo, cilíndrico, alzado y ligeramente inclinado hacia atrás. El dorso es ancho, largo y un poco inclinado hacia la cola, y el pecho es ancho, profundo y bien arqueado hasta el vientre. La cola está bien arqueada, no es muy grande y forma un ángulo casi recto.
Las alas son grandes y bien ceñidas al cuerpo, los muslos largos y robustos, y el tarso, grueso, largo y proporcionado al cuerpo, se presenta desnudo, con un color pizarra oscuro y cuatro dedos finos y rectos.
Las gallinas, que pesan entre 2 y 2,6 kilos, presentan las mismas características del gallo, pero con las diferencias debidas al sexo. Además, su cresta está caída a un lado a partir del tercer diente, sin que llegue a tapar ni ojos ni pliegues.
Tanto del gallo como de la gallina, son de color totalmente negro con reflejos metálicos sobre los adornos en el gallo, así como en el manto y la cola de ambos sexos.
Hasta la aparición de las razas industriales, estas gallinas fueron muy apreciadas por su eficacia ponedora, que alcanza los 220 huevos al año. Éstos pesan 55 gramos como mínimo y presentan una cáscara muy blanca.
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